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lunes, 23 de agosto de 2021



 1Cuando le decimos a alguien que nos está «dando la matraca» no tenemos la sensación de estar haciendo ninguna alusión religiosa, pero en realidad, esta expresión equiparable a «dar la tabarra» o «ser un pelmazo» tiene su origen en la Semana Santa.

La matraca es una cruz de madera que sonaba antes de los maitines en el Viernes Santo y el Jueves Santo. De hecho aún suena en algunos pueblos para conmemorar la muerte de Jesucristo.

Por ejemplo, la «Matraca» de la Catedral de Santa Ana ha vuelto a sonar recientemente ante la curiosidad de numerosos fieles que se acercaron a ver este instrumento litúrgico de más de 300 años, que ha sido restaurado de forma altruista por el maestro matricero Jacobo González Velázquez.

La recuperación de esta pieza, la más grande de Canarias, se debe a una visita que el artesano efectuó a principios de este año a la catedral para revisar el estado del campanario, donde halló en mal estado y abandonada en el suelo este instrumento, y rescató con ayuda de una cuerda y de un imán dos de sus martillos caídos en la cornisa del edificio.

2. La abstinencia propia de la Cuaresma trajo consigo la costumbre de bendecir todos los huevos que ponían las gallinas el miércoles de ceniza. Existía además el hábito de pintarlos de rojo en recuerdo de la sangre derramada por Cristo y regalarlos a los allegados(allegados: familia). Además, en regiones como Baleares, Valencia y Cataluña era costumbre cocinar unos pastelitos hechos con huevo que los padrinos regalaban a sus ahijadas. Ya entonces se la llamaba «mona de pascua». Con el tiempo empezaron a hacerse de chocolate como las actuales, creando nuevas formas y colores.

3. El miércoles de ceniza, arrancan los 40 días de Cuaresma, donde se practica el ayuno y la abstinencia. Solo unos días antes se celebra el Carnaval, hoy una multitudinaria fiesta de disfraces, pero que etimológicamente alude a un preludio de la cuaresma, ya que proviene del latín «carnevale», es decir «carne» y «vale» adiós. O lo que es lo mismo, «despídase de la carne». Algo parecido ocurre en catalán, donde el Carnaval se llama «Carnestoltes», en latín carnes «tolendas» o toleradas.

El carnaval era la gran fiesta de despedida de la carne, donde se preparaban grandes banquetes ricos en proteínas para sobrevivir a la Cuaresma.

4. El Miércoles de Ceniza da el pistoletazo de salida a la Cuaresma. La tradición manda que en ese día a los fieles se les dibuje una cruz en la frente con las cenizas de las palmas consumidas. «Memento homo, qui pulvis es et in pulverem reverteris», recita el Sacerdote en el acto, es decir «polvo eres y polvo serás». Un gesto, que alude a la caducidad de la vida, recordando a los fieles que la vida es efímera.

5.La maracuyá, una fruta que crece en países como Brasil, Colombia, Bolivia, Perú y Ecuador, es comúnmente llamada «la fruta de la pasión». Mucha gente cree que se debe a que es un afrodisíaco, pero en realidad este fruto, rico en vitamina C, proteínas y minerales, no es afrodisíaco.

La «pasión» a la que se refiere este segundo nombre se debe a que la flor de esta fruta tropical recuerda a la imagen de la Crucifixión de Jesús: los clavos, la cruz, el martillo...

6.Las torrijas, los pestiños, los buñuelos de cuaresma…parece que toda la gastronomía típica de la Semana Santa lleva mucha azúcar y es hipercalórica. La razón es que en los días de ayuno y abstinencia, Miércoles de Ceniza y Viernes Santo, para sobrevivir a jornadas laborales especialmente duras, la mayoría en el campo, en algunos casos se dejaba a los fieles comer pequeñas cantidades de productos con huevo y leche. Por eso, en toda la geografía española han surgido dulces de alto contenido calórico hechos a base de leche, azúcar y huevo.

7.La Semana Santa cae en una fecha distinta cada año. De un año para otro la fecha de inicio de la festividad puede variar hasta un mes entero. La razón es que el domingo de Pascua de Resurrección siempre debe ser el que viene después de la primera luna llena que sigue al equinoccio de la primavera boreal.

Esta fecha se estableció en el Concilio de Nicea I del año 325. El único límite es que el domingo de Pascua no puede ser nunca ni antes del 22 de marzo ni tras el 25 de abril.

8.La Semana Santa es, sin duda, uno de los periodos del año en que se vive más pendiente de la meteorología, por un lado porque tras el invierno son muchas las familias que esperan estas fechas para tomarse unas pequeñas vacaciones y por otro, porque de ella depende que puedan salir las numerosas procesiones que tienen lugar esos días. Manda la tradición que en Semana Santa el tiempo sea pésimo . Lluvia, viento y frío acompañan siempre a la penitencia de los fieles como si de un capricho divino se tratase.

La Semana Santa se celebrará este año del 13 al 21 de abril. Utilizando datos de años posteriores, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ha publicado por primera vez un informe con datos climatológicos de años anteriores. La física atmosférica no es una ciencia exacta, pero los precedentes nos dicen que la maldición se cumplirá de nuevo este año: en Semana Santa lloverá.

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